La primera aventura cafetera nos llevó con la incertidumbre de lo desconocido, nos fuimos por rutas secundarias hasta el bellÃsimo pueblo de Salazar de las Palmas, tuvimos que tomar un bus pequeño que tardo algo mas de dos horas en llegar al municipio de las palmas, alli nos esperaba la historia real del café en Colombia.
Hay varias maneras de contar una misma historia, a nosotros nos la relato el unico historiador turistico del pueblo, a quien sin su nombre si quiera podrán encontrar con solo preguntar a cualquier habitante que este merodeando por ahÃ. La historia data de hace mas de doscientos años, un cura, el padre Romero, puso a sus feligreses a sembrar café para el perdon de sus pecados, los creyentes concertaron la fuerza productiva que el sacerdote aprovechó para iniciar la comercializacion exportadora del fruto bendito de la nacion.
Estar en el lugar de los hechos mientras se cuenta la historia, es un plus de cada relato legandario, para nosotros, como Colombianos, el café es una insignia que representa al campesino, al ente de mayor fuerza productiva sana y estable del pais, asi que vivir la experiencia de conocer a fondo la narracion real de lo ocurrido como eje del presente en el que vivimos fue fascinante.
Pasando por Salazar, y despues de maravillarnos con los paisajes montañeros, a una hora y media llegamos al municipio de Arboledas, que tambien es una localidad cafetera por excelencia, el camino nos llevó por vias terciarias y caminando sobre faldas montañosas a los picos cafeteros del Norte colombiano, allà en la cima de todo ese paisaje maravilloso, conversamos orgullosos de la calidad cafetera y de los sueños de desarrollo de los campesinos que siembran y trabajan esas tierras.
Como empresa estamos orgullosos de trabajar por nuestros sueños y por los suyos, el café hasta a penas empieza a tostarse.